Las relaciones son un elemento clave en la vida de la mayoría de las personas. Como John Donne declaró tan conmovedoramente a fines de los años 1500: “Ningún hombre es una isla”. Estas palabras todavía son ciertas hoy. Hasta ahora, sin embargo, la mayoría de las personas no han aprendido cómo tener relaciones exitosas y aún se sienten completas dentro de sí mismas. Las relaciones son desafiantes porque involucran a dos individuos distintos con diferentes necesidades, deseos y opiniones. Cuando las necesidades y los deseos de las personas no coinciden, generalmente hay desacuerdos, decepciones y desilusión. Es durante estos tiempos cuando cuestionamos nuestras relaciones y nos preguntamos si estaríamos mejor solos. ¿Qué se puede hacer para crear una relación más satisfactoria?

Con intención y esfuerzo conscientes, podemos usar nuestras relaciones para sanar y transformar nuestras vidas. Este nuevo paradigma, o modelo, para las relaciones consta de tres pasos: 1) asumir la responsabilidad de nuestras acciones y reacciones; 2) experimentar nuestros sentimientos profundamente; y 3) expresándonos de manera clara y honesta a nuestra pareja mientras tenemos la misma empatía por los sentimientos de nuestra pareja. Cuando aprendemos a hacer esto, nuestras relaciones pueden alcanzar un nivel más profundo de comprensión y convertirse en un vehículo para nuestro crecimiento y realización personal.

El primer paso en el nuevo paradigma, asumir la responsabilidad de nuestras acciones y reacciones, puede ser una experiencia desconocida y a veces aterradora. Implica analizar cómo estamos contribuyendo o creando la situación inquietante, en lugar de culpar automáticamente a nuestro compañero por el malentendido. Cuando podemos bajar nuestras defensas y aceptar la responsabilidad, ambas partes dan un suspiro de alivio y se abre la puerta a una comunicación honesta. Para muchas personas, el riesgo de asumir la responsabilidad de sus acciones y reacciones es la parte más difícil de trabajar en las relaciones. Los hombres pueden sentir que están perdiendo poder o abdicando de su trono. Las mujeres pueden sentir que están cediendo o que son débiles y sumisas. En ambos casos, generalmente se siente como algún tipo de pérdida, ya sea de poder personal o de una parte de nosotros mismos. Aunque es difícil al principio, este paso puede conducir a una comprensión mucho mayor de nuestros patrones de comportamiento reactivos y puede acelerar nuestro crecimiento personal dramáticamente.

El segundo paso en este modelo es experimentar nuestros sentimientos profundamente. Este paso implica apartarnos de la situación inmediata y respirar profundamente para reflexionar sobre lo que está sucediendo dentro de nosotros. Podemos darnos cuenta de ciertas sensaciones corporales, como opresión en la garganta, el pecho o el área del estómago. Pueden surgir emociones como tristeza, dolor o ira. Pensamientos o recuerdos pueden venir a nuestra conciencia. Aprender a enfocarse internamente requerirá práctica ya que muchos de nosotros hemos pasado muy poco tiempo enfocándonos en nosotros mismos y en cómo nos sentimos realmente. Al igual que con todos los pasos de este nuevo paradigma, debemos ser pacientes con nosotros mismos y apreciar cada pequeño paso que damos.

Sentir profundamente también puede resultar desafiante porque nuestros sentimientos actuales a menudo están influenciados por lo que sucedió en nuestro pasado. Por ejemplo, si hemos tenido una relación en el pasado que nos dejó sintiéndonos criticados o desagradables, hay muchas posibilidades de que nuestra nueva relación también traiga esos sentimientos. El amor tiende a traer a la superficie cualquier dolor pasado que necesite ser curado. Esta es una razón por la cual el nuevo paradigma para las relaciones es tan poderoso. En lugar de repetir ciegamente las viejas formas de ser, podemos usar nuestras relaciones para trabajar en nosotros mismos, para notar los patrones de pensamiento y comportamiento que revivimos continuamente y comenzar a explorarlos dentro de la seguridad de la relación. La clave es tomarse el tiempo para alejarnos de la situación y sentir lo que realmente está sucediendo dentro. Esto nos da tiempo para reflexionar con calma para que podamos actuar en lugar de reaccionar.

El tercer paso de este nuevo modelo es expresarnos de manera clara y honesta a nuestra pareja mientras tenemos la misma empatía o aprecio por los sentimientos de nuestra pareja. Este paso implica decirle a nuestra pareja la verdad sobre cómo nos sentimos. Es importante evitar la tendencia a recurrir a viejos patrones de relación, como equivocar a nuestra pareja, adormecernos, representar dramas basados ​​en viejas heridas o entrar en luchas de poder. Para comunicarnos con claridad, debemos ir más allá de la culpa y el juicio y decir la verdad sobre nuestra experiencia. Necesitamos tomar la decisión de que ser felices en nuestra relación es más importante que tener la razón. La única forma de hacerlo es ser totalmente honestos con nosotros mismos y con nuestra pareja.

Igualmente importante en este tercer paso es tener empatía por los sentimientos de nuestra pareja. Esto incluye dar a nuestro socio la oportunidad de expresar cómo se siente y luego hacer un intento honesto de comprenderlo. En otras palabras, necesitamos ponernos en su lugar y experimentar lo que sienten. Este tipo de intercambio es el comienzo de una comunicación auténtica y el nacimiento de un tipo de relación completamente nuevo. Ambas partes comenzarán a sentirse empoderadas y amadas. A medida que una pareja alcanza mayores profundidades de sentimiento y comprensión, su fuerza crece en todas las áreas de sus vidas.

Practicar los tres pasos del nuevo paradigma: asumir la responsabilidad de nuestras acciones y reacciones, experimentar nuestros sentimientos profundamente y expresarnos por completo, resultará en un enorme cambio en nuestras relaciones, tanto con nuestra pareja como en el mundo. Nuestra comunicación será más clara y honesta, ganaremos un mayor respeto por nosotros mismos y por los demás, y experimentaremos un mayor sentido de poder personal, amor y alegría en nuestras vidas.

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