Aprensión, miedo, evasión y dolor. ¿Te identificas con estas palabras con demasiada frecuencia? Si la respuesta es sí, entonces podría estar lidiando con el trastorno de ansiedad social (SAD). Si tiene miedo de hablar con extraños, permanece negativo y espera lo peor de sus interacciones sociales, se preocupa demasiado por la aprobación o el rechazo de otras personas y se pone ansioso al anticipar cualquier evento o conversación, entonces está sufriendo con este problema de salud mental.

La ansiedad social no desaparece por sí sola y hay algunas cosas que solo pueden entender quienes la padecen. Éstos son algunos de ellos:

  1. Su idea de una velada agradable es quedarse en casa con su mascota, libros, televisión o internet. Evitan salir al aire libre o salir con colegas o amigos. Están felices de conectarse con sus seres queridos en las redes sociales, pero conocer a alguien en persona es algo que evitan por completo.

  2. Temen ir a reuniones o eventos llenos de gente. Una vez que llegan a ese lugar, les resulta muy difícil mezclarse. Si se les presenta a alguien, les resulta difícil iniciar o mantener una conversación y, finalmente, se quedan solos. Incluso en estos partidos, siempre piensan que están siendo juzgados y escudriñados de cerca.

  3. Las personas con TAS llevan su almuerzo al trabajo, no para ahorrar dinero, sino para evitar salir a almorzar con sus colegas y familiarizarse entre sí. Cada vez que los invitan a una reunión feliz, se niegan y, finalmente, la gente comienza a ignorarlos pensando que son antisociales. Están contentos durante el almuerzo o la hora del té y no les gusta charlar con sus compañeros de trabajo durante los descansos.

  4. Las personas ansiosas siempre están cansadas. La fatiga constante surge de una preocupación persistente. Se cansan de poner excusas para no socializar, para encontrar vías de escape y para evitar a la gente.

  5. Estas personas también experimentan los síntomas clásicos de un trastorno de ansiedad como sudoración, respiración agitada y latidos cardíacos rápidos cuando se encuentran en una situación incómoda. Lo que se suma a sus aflicciones es la comprensión de que están siendo notados constantemente, lo que los acosa hasta el punto de que tienen ganas de desaparecer.

  6. Prefieren enviar un correo electrónico o un mensaje de texto en lugar de llamar y hacer una persona cara a cara. Temen hacer y recibir llamadas, compartir sobre su vida y avergonzar a otros con su charla.

  7. Las personas con TAE pueden tener uno o dos amigos cercanos con quienes se sientan absolutamente cómodos. Sin embargo, nunca quieren una adición a su círculo de amigos, ya que les causa estrés.

  8. Se sienten abrumados por personas adicionales en la habitación, luz adicional, olor o cualquier cosa que los haga sentir incómodos. El exceso de cualquier cosa puede intimidarlos. Como resultado, entran en modo de vuelo y comienzan a encontrar formas de excusarse de esas situaciones.

  9. Se obsesionan con su apariencia, ropa, cómo huelen o se ven, etc. No comprenden que las personas que los rodean tienen sus propias prioridades y nadie tiene tiempo para escanearlas. Pero siempre sienten que están siendo juzgados por sus elecciones de la cabeza a los pies.

  10. Las personas afectadas por el TAE se involucran en bruxismo. Invariablemente comienzan a rechinar los dientes o apretar la mandíbula cuando se encuentran en una situación incómoda. Desafortunadamente, las personas que los rodean se dan cuenta de esto y les empeora las cosas.

Vida más allá de la ansiedad social

La ansiedad puede ser paralizante cuando persiste por mucho tiempo. La ansiedad social puede evitar que uno se quede en un buen trabajo, tenga un desempeño impactante en la escuela o el trabajo, haga amistades eternas, viaje a lugares hermosos y remotos, y mucho más. Es inevitable que una persona que lidia con este trastorno busque ayuda a través de medicamentos y terapias conductuales como la terapia cognitiva conductual.