Nutrición para personas mayores: hidratación sobre los efectos del envejecimiento

La deshidratación es el agotamiento del contenido total de agua corporal debido a la pérdida de líquidos, la falta de ingesta de líquidos o ambos. El siguiente artículo tiene sugerencias para personas de la tercera edad y aquellos que están cuidando solos o con la ayuda de asistentes de cuidadores. Según los estudios realizados por European Danone Research, existen varias razones para la deshidratación de los ancianos:

1. La masa muscular magra y el almacenamiento de agua disminuye con la edad: con esto viene un aumento en la grasa corporal, un tejido que no retiene el agua. Se pueden perder de cuatro a seis litros de agua corporal entre las edades de 20 y 80 (Gile, 2010). Por lo tanto, incluso las pérdidas menores de agua pueden provocar deshidratación.

2. La sensación de sed se vuelve dulce: los mecanismos necesarios para la regulación de la presión arterial se vuelven menos sensibles con la edad. Además, los neurotransmisores implicados en la sensación de sed se reducen perjudicando la regulación de la ingesta de líquidos.

3. Se deteriora la función renal: a medida que envejecemos se deteriora la conservación del agua renal. Los riñones envejecidos no pueden concentrar la orina y tampoco menos agua. La alteración de la regulación del sodio también se produce también reduce el cuerpo para mantener la regulación del agua en el cuerpo.

4. Otros factores de riesgo: con el envejecimiento vienen problemas con la garganta que resultan en dificultades para tragar y hablar. Puede haber problemas de comprensión y comunicación con los cuidadores también. La deshidratación puede ser causada por habitaciones demasiado cálidas. Los cuidadores pueden olvidarse de dar agua, etc. Además, algunas personas prefieren tomar café o bebidas azucaradas que provocan más deshidratación. Los medicamentos recetados como los diuréticos y laxantes también pueden causar una ingesta deficiente de agua.

Prevención de la deshidratación y la necesidad de una mayor vigilancia

Recomendaciones de fluidos: en los EE. UU., La Academia Nacional de Ciencias sugiere 3.7 L (1 gal) para hombres y 2.5 L (.62 gal) para mujeres diariamente. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria ha establecido un valor de referencia de 2.5 L (.62 gal) para hombres mayores y 2 L (.50 gal) para mujeres (1 gal = 1 oz). Es dudoso que se sigan estas recomendaciones. Un estudio de 2009 mostró que el 63% de los que tenían entre 65 y 74 años no cumplían con las recomendaciones. ¡Y a los 85 años, el número de quienes no cumplieron con la recomendación aumentó al 81%!

Este estado constante de deshidratación ha provocado un aumento de las tasas de mortalidad entre los ancianos hospitalizados (Mentes, 2006). Aquellos hospitalizados por deshidratación la tasa de mortalidad fue del 50%. Incluso cuando no está hospitalizado por deshidratación, la falta de líquidos resultante aumenta el riesgo de mortalidad de 12 meses en un 16-78%. También se descubrió que la deshidratación puede aumentar el riesgo de hospitalizaciones repetidas.

La deshidratación complica el envejecimiento con una función cognitiva deteriorada y más caídas. Los suplementos como Advocare Rehydrate, Gatoraide y Cytomax no se pueden usar debido a complicaciones de afecciones como insuficiencia cardíaca congestiva. Los niveles de sodio y potasio también deben controlarse más de cerca en los ancianos también.

Conclusión

El agua es a menudo un nutriente olvidado. Es una parte importante de la dieta y sin una hidratación adecuada puede resultar en un proceso de envejecimiento más difícil e incómodo. Para las personas mayores activas es un hecho que el agua es imprescindible. Sin embargo, a veces es ignorado por la población mayor y sus cuidadores. No se puede exagerar la importancia de la ingesta de agua a diario.