Cuando las personas están hasta las rodillas endeudadas, una de las formas de salir de las dificultades es mediante la liquidación de deudas. Es un proceso de negociación en el que los deudores tratan con sus acreedores para solicitar la reducción de la deuda, ya que no pueden pagar la totalidad de su deuda pendiente. Los acreedores, por otro lado, evalúan la situación financiera de sus deudores y deciden si están de acuerdo en aceptar la oferta de los deudores.

Las personas que tienen la intención de negociar con sus acreedores para superar sus problemas de deudas, tienen la opción de decidir de qué manera prefieren comunicarse con sus acreedores o agencias de cobro de deudas. No existe tal cosa que funcione mejor. Las diferencias están en las habilidades de negociación de los deudores y sus estrategias utilizadas. Si los deudores son pobres en sus habilidades de escritura, producir cartas de liquidación efectivas será difícil para ellos. No podrán salir con los puntos precisos para convencer a sus acreedores de que acepten sus propuestas. Sin embargo, son buenos negociando verbalmente con sus acreedores. Saben exactamente lo que quieren decir y cómo transmitir sus mensajes con claridad. Si este es el caso, será más fácil para ellos tratar con los acreedores directamente a través de llamadas telefónicas o interacción cara a cara.

Por otro lado, es bastante difícil para algunas personas que tienen pocas habilidades interpersonales. Son mejores al escribir. Prefieren no tratar directamente con sus acreedores. Desde su punto de vista, enviar y recibir cartas es una forma más sencilla de negociar con los acreedores para solicitar la reducción de la deuda. Si este es el caso, la comunicación no verbal será una mejor opción. En general, este tipo de comunicación funciona mejor para personas emocionales y de mal humor. Pueden evitar expresar sus puntos de vista con ira y frustración.

En conclusión, si planea liquidar su deuda por su cuenta, primero averigüe sus fortalezas. Luego, decida con qué tipo de comunicación se siente más cómodo antes de negociar con sus acreedores.