En la industria del desarrollo de software, hay dos enfoques principales que impulsan el ciclo de vida del proyecto. El desarrollo de software tradicional, también conocido como método Waterfall, es un enfoque lineal y estructurado que se basa en procesos para lograr los resultados finales. La metodología ágil es un enfoque no lineal para el desarrollo de software que se adapta a los requisitos cambiantes y la planificación flexible a lo largo de todo el proceso. Al elegir un proveedor para el desarrollo de software personalizado, es importante estar familiarizado con ambos métodos para determinar cuál será el mejor enfoque para sus necesidades comerciales.

Las prácticas tradicionales de desarrollo de software se pueden dividir en cuatro fases distintas. El paso inicial es establecer los requisitos para el proyecto y determinar el tiempo que llevará implementar las distintas fases de desarrollo mientras se intenta predecir los problemas que puedan surgir. Una vez establecidos los requisitos, el siguiente paso pasa a la fase de diseño y planificación arquitectónica, donde se produce una infraestructura técnica en forma de diagramas o modelos. Estos traen a la superficie problemas potenciales que el proyecto puede enfrentar a medida que avanza y proporcionan una hoja de ruta viable para que los desarrolladores la implementen.

Una vez que el equipo está satisfecho con el plan de arquitectura y diseño, el proyecto pasa a la fase de desarrollo donde se produce el código hasta que se alcanzan los objetivos específicos. El desarrollo a menudo se divide en tareas más pequeñas que se distribuyen entre varios equipos según la habilidad. La fase de prueba a menudo se superpone a la fase de desarrollo para garantizar que los problemas se aborden desde el principio. Una vez que el proyecto se acerca a su finalización y los desarrolladores están cerca de cumplir con los requisitos del proyecto, el cliente pasará a formar parte del ciclo de pruebas y comentarios. Cuando el cliente está satisfecho, se entrega el proyecto.

Este enfoque lineal para el desarrollo de software se basa en procesos estructurados y una gran documentación que guía el trabajo realizado en cada fase. El éxito de una estructura rígida depende del hecho de que todos los requisitos se conocen antes de que comience la fase de desarrollo y que no cambiarán. Esto hace que sea fácil establecer programas, determinar los costos del proyecto y asignar recursos.

Sin embargo, en el mundo real del desarrollo de software, surgen problemas y se descubren nuevas especificaciones durante la fase de desarrollo. El enfoque tradicional en cascada para el desarrollo de software no proporciona la flexibilidad para abordar estos problemas sin una gran cantidad de costos y tiempo. En situaciones complejas, puede significar tener que empezar de nuevo desde el principio.

Un enfoque más flexible para el desarrollo de software personalizado es la metodología Agile. Con este enfoque, el énfasis está menos en el proceso estructurado de desarrollo y más en la colaboración en equipo. En lugar de depender de la documentación para medir el progreso de un proyecto, el objetivo es producir software funcional en fases incrementales antes de que se cumplan todos los requisitos. Los clientes y desarrolladores colaboran durante todo el ciclo de vida de todo el proyecto y no están limitados a la documentación de requisitos y las negociaciones contractuales. La metodología ágil está diseñada para abordar las necesidades cambiantes a lo largo de todo el proyecto.

Con el desarrollo de software ágil, las tareas se dividen en pequeños incrementos llamados iteraciones, que son ciclos cortos que duran de una a cuatro semanas. Cada iteración sigue el mismo proceso que el desarrollo de software tradicional, como recopilar requisitos, diseñar un plan y desarrollarlo. Sin embargo, este enfoque implica múltiples iteraciones para cumplir con los requisitos totales del proyecto en lugar de intentar seguir un solo ciclo de desarrollo. Al inicio de cada iteración, se reevalúan las necesidades del proyecto. Esto permite adaptar los requisitos cambiantes incluso al final del proceso de desarrollo. Cuando el cliente recibe versiones funcionales del software a lo largo del ciclo de vida del desarrollo, esto minimiza los riesgos de retorno de la inversión y le permite proporcionar retroalimentación continua.

A pesar del menor riesgo del desarrollo de software con una metodología ágil, no está exento de ciertas desventajas. Debido a la flexibilidad involucrada con este enfoque, puede ser difícil determinar los cronogramas de finalización y calcular los presupuestos para el proyecto. El éxito de Agile también se basa en la colaboración continua con el cliente. Si el cliente no tiene tiempo para invertir en el proceso, es posible que este enfoque no sea el mejor.

Comprender los métodos de desarrollo establecidos en el entorno de trabajo de la empresa que contrate para el desarrollo de software personalizado tendrá un impacto en la satisfacción general del cliente. Tanto los métodos ágiles como en cascada son soluciones viables con éxito comprobado. Si los requisitos de su proyecto son sencillos y es poco probable que cambien, la elección de un proveedor que utilice el método tradicional es una buena solución. Sin embargo, si su proyecto requiere una gran flexibilidad y colaboración continua, las soluciones de desarrollo de software Agile son la mejor opción.